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Alfonso X el Sabio. Estatua de José Alcoverro, 1892. Biblioteca Nacional de España (Madrid). Foto David Abián. Creative Commons License

Durante el siglo XIII en la Península Ibérica convivieron diversas culturas: la sociedad árabe, asentada en el sur de la península desde el siglo IX, la cultura hebrea y los reinos cristianos. La Batalla de las Navas de Tolosa (1212) supuso un gran avance por parte de los reinos cristianos del norte, así como la derrota del ejército almohade. Por su parte, la sociedad judía trabajaba unida en juderías para hacer frente a los altos impuestos, las constantes persecuciones y el antisemitismo. La mezcolanza cultural fue, por tanto, una cuestión inevitable y enriquecedora.

En medio de este convulso contexto, a final del año 1221 nació Alfonso X, heredero

al trono de Castilla y León. Pasó su niñez en Burgos y Galicia, donde aprendió el idioma galaico-portugués, tan importante en sus obras. En la Corte de Toledo, como infante, recibió una minuciosa educación en varios campos y se relacionó con los nobles de las principales familias de los reinos cristianos. Antes de la muerte de su padre, el rey Fernando III, Alfonso obtuvo experiencia política y militar con la conquista del reino de Murcia, o las de Jaén, Cádiz, Huelva y Sevilla, así como las negociaciones con Aragón para la firma del tratado fronterizo de Almizra, entre otras, en las que demostró una gran astucia como estratega.

A la muerte de su padre en 1252, subió al trono. Con 30 años, heredó la Corona de Castilla con una amplia fama de hombre culto y protector de las artes, pero no fueron tiempos fáciles. Las constantes luchas en Europa entre Iglesia y Estado mermaban la economía, y Castilla sufría las consecuencias de la crisis mediante el retraso constante de la conquista de territorios árabes y la imposición de las parias (pago de tributos) a la sociedad musulmana.

A pesar de ello, el comienzo de su reinado fue muy esperanzador. Alfonso X supo realizar un balance perfecto, ya que su reinado no supuso una ruptura completa con el de su padre, pero tampoco fue una continuación somera. Su proyecto político supuso una innovación en la Castilla medieval. No sólo consiguió solucionar los problemas heredados del reinado anterior, sino que además destacó por sus grandes virtudes militares dedicadas a la conquista de territorio musulmán, y renovó el funcionariado de la corte, dando entrada a un numeroso cuerpo de expertos. En el ámbito de la administración del reino, realizó una reforma legislativa de gran calibre acorde a las nuevas corrientes administrativas, jurídicas y judiciales.


La Corte de Alfonso X fue el centro neurálgico de la cultura medieval hispánica durante la segunda mitad del siglo XIII.


A lo largo de su reinado tuvo grandes problemas políticos a los que en ocasiones no pudo hacer frente con la eficacia que de él se esperaba, como la sublevación mudéjar de 1264. A partir de entonces el resto de las numerosas dificultades de su reinado comenzaron a acumularse y fueron degradando las fuerzas de Alfonso. Pero sin duda, el inconveniente principal al que tuvo que hacer frente fue el problema de la sucesión al trono.

Por entonces, la monarquía representaba la unidad territorial, y el poder del rey tenía un origen divino. La herencia de la corona pertenecía al hijo primogénito, y la línea sucesoria se establecía por orden de nacimiento y por línea directa masculina. En el caso de ausencia de varones, las hijas, también en orden de edad.

Fernando de la Cerda, hijo primogénito y heredero de Alfonso X y Violante de Aragón, murió repentinamente en 1275 a los 19 años de edad. Alfonso reconoció entonces al infante don Sancho, su segundo hijo y futuro rey Sancho IV, convirtiéndose así en el nuevo sucesor al trono. Sin embargo, esta decisión fue contraria a los derechos de las Partidas, que reconocían como nuevo sucesor a Alfonso de la Cerda, hijo mayor de Fernando y nieto del rey, lo que produjo una segmentación interna en la familia real que supuso la ruptura del matrimonio entre Alfonso X y Violante y acarreó la amenaza de una posible invasión por parte de Francia.

Retrato imaginario del rey Alfonso X el Sabio. Joaquín Domínguez Béquer. Óleo sobre tabla

Amenazado, y temiendo que el rey cambiase de opinión, don Sancho rompió las relaciones con su padre y comenzó una sublevación con el apoyo del reino y de la familia real, que culminó en 1282 con la suspensión de Alfonso X de sus funciones como rey. Finalmente, Alfonso desheredó a su hijo Sancho, hecho del que posteriormente se arrepintió antes de su muerte, en 1284.

Pero a pesar de sus tristes y turbulentos últimos años, Alfonso X fue un rey que destacó por sus grandes aportes y engrandecimiento de la cultura, aportando un amplio legado cultural que le hizo merecedor de su apodo: “el Sabio”. La práctica cultural de la que provenía bebía de diversas influencias que nunca apartó de su lado. Siempre se mantuvo cerca de eruditos orientales y alabó la sabiduría árabe, adhiriéndola a sus trabajos, con una gran sensibilidad por el arte, enalteciendo la literatura y amando la sabiduría por medio de una gran curiosidad.

La Corte de Alfonso X fue el centro neurálgico de la cultura medieval hispánica durante la segunda mitad del siglo XIII. A ella acudían expertos de diferentes ramas del saber y de diferentes culturas (cristianos, judíos, árabes, mozárabes, portugueses, italianos…) para compartir sus conocimientos en astrología, poesía, arte, medicina, traducción, economía, jurisdicción, etc. Fue mecenas de las artes, y en su escritorio real mandó crear multitud de códices y obras artísticas bajo su supervisión, e incluso con su propia intervención, escribiendo algunas partes de su puño y letra, en colaboración con intelectuales latinos, hebreos e islámicos.

La creación de los primeros tratados de historia en lengua castellana fue una gran aportación a la historiografía, como la Crónica General de España, Estoria de España o General Estoria. De la obra realizada en la Corte de Alfonso X, se puede destacar, además de las grandes enciclopedias de historia mencionadas, algunos tratados jurídicos como El Fuero Real de Castilla y El espéculo y las siete partidas, tratados de astronomía y astrología como las Tablas alfonsíes, Libros del saber de astrología, y el Libro de las figuras de las estrellas fixas, que son el ochavo cielo. También tratados de mineralogía como El Lapidario. Del mismo modo, la gran labor por parte de eruditos y escribanos árabes, judíos y cristianos para la elaboración de traducción de manuscritos de medicina, astronomía, filosofía y ciencia, supuso un gran avance no sólo en estas materias sino también en la difusión del castellano como lengua, que, gracias a esto, prosperó como una lengua de carácter literario.

Pero existen dos manuscritos que queremos destacar. Por un lado, El libro de los juegos sobre ajedrez, dados y tablas, un tratado de carácter ocioso sobre diversos juegos de mesa con 150 ilustraciones a color, que supone la descripción en castellano más antigua de estos juegos, y uno de los documentos más importantes sobre los orígenes de los mismos. Por otro lado, las Cantigas de Santa María es uno de los tratados de música medieval hispánica más importantes de la historia y una de las colecciones de canción monofónica de mayor relevancia, con un total de 427 composiciones musicales que narran los milagros religiosos acontecidos por la Virgen María. De ambos se hablará más en detalle en los siguientes artículos pertenecientes a esta pequeña serie que hemos querido dedicar a Alfonso X “el Sabio”, un monarca universal, implicado personalmente en uno de los campos más importantes de la sociedad: la cultura.

Diego Peláez. Archivero y Musicólogo

 

Bibliografía consultada:

  • Ballesteros Beretta, Antonio (1984). “Alfonso X el Sabio” (2ª ed). Barcelona, Ediciones El Albir. 
  • Cherubini, Tommaso. Zauli, Stefano (2014) “Alfonso X el Sabio: un Rey y una Orden”. Revista Numismática OMNI, Nº. 8, 2014, ISSN-e 2104-8363. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4954077 – [03-06-2020].
  • González Jiménez, Manuel (2006). “Alfonso X El Sabio (1221-1284)”. Barcelona, Editorial Ariel.
  • González Jiménez, Manuel (2007). “Alfonso X El Sabio (1221-1284)”. Revista de Historia de El Puerto, nº 38, 2007 (1er semestre), pp. 37-47, ISSN 1130-4340. Conferencia pronunciada en El Puerto de Santa María, el 14 de diciembre de 2006, dentro de las actividades del Aula de Historia “Menesteo”. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2320574 – [03-06-2020].