Borges, Dylan y el  ajedrez

“Amigos, nunca vayan a East Orange, New Jersey; es un pueblo horrible. Yo fui a tocar en un café en East Orange, New Jersey. Era un café para jugar ajedrez. Era terrible… uf, realmente malo, la gente no paraba de jugar allí. Uf, eso es todo en lo que podían pensar, ajedrez, ajedrez y ajedrez. La gente se me acercaba, tu toca tu canción, me decían, toca una canción suave.  En el medio de la canción escuchabas, ¡jaque!  Y “oye eso fue una buena jugada”. Y toda clase de cosas como esas. Oigan amigos me fue tan mal allí que yo tuve un sueño la primera noche que  toqué en ese café de ajedrez.  Soñé que fui a trabajar a East Orange, New Jersey, y bueno, cuando renuncié luego de dos días le pregunté al dueño por mi dinero. Yo dije, “¿Puedo  recibir mi paga?, yo trabajé un par de noches”. Él dijo, ah  “Bueno, aquí te pagamos con piezas de ajedrez”, yo dije, “Bueno, deme mis piezas entonces, yo trabajé un par de días”. Yo creí que… realmente no me imaginaba, yo pensaba que él estaba mintiendo desde el principio, pero dejé que continuara.  Él me dio una dama y un rey por mis dos días de trabajo. Yo dije, “Bien, está perfecto”.

Así que tomé mi rey y mi dama y fui a un bar, el bar más cerca que pude hallar. Entré al bar y pedí una jarra de cerveza. Yo…Yo entré a ese bar, “Cantinero”,  dije, “¿puede darme una jarra de cerveza?”  Si él se negara a darme mi jarra de cerveza yo estaría jodido.  Él me pidió que pagara por adelantado. Le di mi rey y mi dama. Quedé sorprendido, él tomó mi rey y mi dama, los arrojó en la caja registradora, me trajo mi cerveza y me dio cuatro peones, dos alfiles, y una torre de vuelto.”

Bob Dylan, por Daniel Kramer

Jorge Luis Borges tenía una afición desmedida por ganar el Premio Nobel, nunca  se lo dieron. Un día comentó, “si Gabriela Mistral lo ganó y no ha escrito ningún poema bastante bueno, ¿Por qué yo no lo puedo ganar?”. Semejante declaración, una burla para los fríos académicos suecos, ya lo invalidaba como posible ganador. Pero Borges pensaba que se cometía una gran injusticia, su obra contenía brillantes ensayos, poemas y cuentos, además su trabajo tenía mucha conexión con la cultura de Suecia,  en sus poemas relata muchas sagas nórdicas y es clara su vinculación con la mitología vikinga. Bob Dylan nunca pensó en ganar el Premio Nobel de Literatura y lucía abrumado por ser ganador del mismo, un cantante de música folk equiparado con Hemingway o García Márquez, ni él mismo lo creía. Dylan era músico profesional, dejó sus estudios por la calle y la canción de protesta, tuvo éxito en imponer el folk que no era una corriente principal para la audiencia estadounidense. Borges era un modesto profesor y bibliotecario, su vida organizada y metódica,  creció cuando el tango hacía furor en el mundo de la mano del argentino (¿francés?, ¿uruguayo?) Carlos Gardel. Escribió un ensayo Historia del Tango (Evaristo Carriego, 1930) aunque se decantaba por la simplicidad de la milonga que no gozaba de la popularidad del tango. 

El premio Nobel de Dylan demuestra que los académicos suecos leen muchos libros mientras se fuman unos porros y el humo se diluye Soplando en el Viento.

How many roads must a man walk down

Before you call him a man

How many seas must a White dove sail

Before she sleeps in the sand

(Fragmento “Blowing in the wind”, Dylan)

A Borges no le interesaba llamar hombres a los hombres, era un escritor fascinado por lo heroico, por el honor y la valentía, un oscuro bibliotecario que imaginaba su existencia en las historias de su abuelo el Coronel Francisco Borges o en algún duelo de cuchillos que nunca haría. Dylan era un cantante de protesta, embarcado en la lucha contra la guerra de Vietnam o el racismo, estaba en el equipo de Guthrie,  Seeger o  Báez, era un marihuanero que enseñó a los Beatles el valor de las drogas y que no todo era she loves me yeah yeah yeah. Pero, el ajedrez une a Borges y Dylan sirviendo de metáfora para sus concepciones,  los dos contemplan como el hombre es una pieza más en un tablero de ajedrez, donde juegan actores poderosos, Dylan piensa que los jugadores son  las grandes corporaciones, los políticos, el status quo, Borges piensa en el inevitable destino, en dioses manejados por otros dioses, así ad infinitum.

Today Medgar Evers was buried

From the bullet he caught

They lowered him down as a King

But when the shadowy sun

Sets on the one

That fired the gun

He’ll see by his grave

On the stone that remains

Carved next to his name

His epitaph plain:

 ‘Only a pawn in their game’

( Fragmento “Only a Pawn in Their Game”,Bob Dylan)

             Ajedrez

En su grave rincón, los jugadores

rigen las lentas piezas. El tablero

los demora hasta el alba en su severo

ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores

las formas: torre homérica, ligero

caballo, armada reina, rey postrero,

oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,

cuando el tiempo los haya consumido,

ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra

cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.

Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada

reina, torre directa y peón ladino

sobre lo negro y blanco del camino

buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada

del jugador gobierna su destino,

no saben que un rigor adamantino

sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero

(la sentencia es de Omar) de otro tablero

de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Jorge Luis Borges

Ambos poemas versan sobre el libre albedrío y usan el ajedrez para ilustrar que la libertad es una ilusión, en el caso de Dylan, inmerso en los sesenta, la guerra de Vietnam y la música de protesta, son las fuerzas de la sociedad:  la economía y la política despiadada las que despojan al hombre de su libertad. Para Borges,  la libertad es una ilusión en todos los niveles, el peón mueve por acción del jugador, que a la vez es un peón en manos de Dios, pero este no escapa a una cadena infinita de otros dioses que determinan lo que hace. Vemos por un lado a Borges, el bibliotecario, el intelectual puro, profundamente pesimista y por el otro a Dylan el músico contestatario, inmerso en la lucha del individuo contra las fuerzas que lo oprimen. En la canción de Dylan, “Only a Pawn in Their Game”, su protagonista Medgar Evers fue un luchador contra la segregación racial que fue asesinado en 1963.

Borges y Sábato

No he encontrado alguna partida de Borges o de Dylan, probablemente eran aficionados. De Dylan leí que carecía de conocimientos de la apertura, Borges hace varias observaciones interesantes sobre el ajedrez en “Pierre Menard, autor del Quijote” (Jardín de los senderos que se bifurcan, 1941). El hipotético nuevo Cervantes deja una obra escrita que Borges señala como fácilmente enumerable, entre ellas una traducción de la obra de Ruy López de Segura, “Libro de la invención liberal y arte del juego del axedrez” y un análisis de la posibilidad de dinamizar el juego de ajedrez eliminando un peón de torre. La mención del libro de Ruy López demuestra que Borges poseía conocimiento del juego y su teoría, recordemos que el ajedrez en su juventud experimentó un notable ímpetu en Argentina bajo la égida de Grau, Palau, Reca y Villegas, cuya actuación en la Olimpiada de Paris de 1924 causó revuelo mundial. En cambio Dylan en su ambiente de músico itinerante, probablemente jugaba de cuando en cuando con algún fuerte aficionado neoyorquino o algún chess hustler de Central Park. Dylan no era Filidor, de lo contrario sabría que un peón en el juego muchas veces decide la partida.

José Gascón Márquez (MusiChess)