Ante todo quiero dar las gracias a MusiChess por su amabilidad, disponibilidad y ausencia de corsés a la hora de publicar contenidos.
Vivimos en una época en la que lo políticamente correcto da náuseas: se usa para enmascarar mediocridades y para aumentar la falsedad. Por desgracia el mundo de la música está infestado de posturitas y comercialidad, dejando de lado la calidad musical y el interés por una profesión que tiene al enemigo muy dentro. Al menos en España la situación es casi dramática en muchos aspectos. No sé en cuanto al ajedrez… Tengo un hermano que lleva muchos años jugando y compitiendo en vuestro mundo y aunque no lo conozco en profundidad –el mundillo ajedrecístico, claro… ;)– sí imagino que tenéis buenos troles y esperpentos y grandes personas… Al fin y al cabo… todo lo que es tocado por el ser humano puede quedar engrandecido –no muy a menudo- o debilitado y ensuciado –muy común-.
Pero el hecho es que he venido aquí a hablar de mi disco al estilo Umbral, que se me pasan las frases y no empiezo. Es lo que tiene dejar a un músico de palabra fluida crear sus propias páginas sin restricciones…
Bueno, “Sin palabras” fue fruto de la necesidad de crear, de dar un paso adelante en mi carrera profesional y en mi camino personal: un antes y un después. Me permití abrir el grifo de la creatividad y no poner más límites que los míos propios y que en aquel entonces no pudiera salvar. Por lo demás, todo valía siempre y cuando me pareciera que el resultado iba adquiriendo una forma de la que en un presente inmediato y en un futuro pudiera estar satisfecho en buena medida.
Siempre digo lo mismo, pero es que no he construido mayor verdad que ésta: “el disco lo he hecho para mí”. Quizás suene narcisista, sobrado o incluso prepotente, ¡¡pero nada más lejos!! Me explico: “jartito” estoy de ver productos sucios… sí, sucios y enfermos de afán de popularidad, de likes, y de todo menos de hacer buena música, elaborada, sencilla, compleja, cuidada, con mensaje…
Así que me dije: si no siento que hago lo mejor que puedo este disco, con qué cara voy a enseñarlo, tocarlo, defenderlo, DISFRUTARLO….
Desarrollé la idea entonces de que cada tema sería como un pequeño corto. En el libreto sólo iría especificado el título y una frase a modo de guía, para que el participante tuviera un punto de partida y al cerrar los ojos y escucharlo –esto sería lo ideal al menos una vez por escuchante- que recrease ese corto filtrándolo y teniendo su propia experiencia con mi música. Creo firmemente que si no se interactúa de este modo con el público, la música que se hace está vacía y tiene un trasfondo aburrido… así como para pasar el rato.
No iré a detallar cada tema de los diez porque quizás me extendería demasiado. Prefiero comentar aspectos generales que definen el disco. Por ello creo que las principales características son: es instrumental, no es un disco de power trio, es relativamente denso y tiene un marcado sabor japonés en varias de sus composiciones.
Los ritmos funk son parte fundamental del disco. El haber contado con Zebensui Rodríguez a la batería me permitió moldear y dar forma en profundidad a la sección rítmica. Junto a Ricardo Tirado hicieron un gran trabajo y eso ayudó a empujar fuerte al resto de instrumentos.
Con Miguel Simancas a los teclados cubrí lo que para mí es fundamental en una formación: sintes, teclados y cuerdas. La principal carencia que siento en los trios es que en un momento u otro la música se va a “caer” si no se está hablando de jazz. La formación perfecta para mí es batería, bajo, piano/teclados y guitarra. Está claro que poder disfrutar de una sección de metales en vivo es una gozada y que los formatos grandes permiten subir a unos niveles increíbles. Pero recordemos que esto es España y que si uno intenta sacar adelante su proyecto instrumental, o tienes mucho dinero o bastante te va a costar presentarlo y moverlo unas pocas actuaciones.
Por ello es que opté a usar samples mezclados con sintes, queriendo dar mayor protagonismo a los sintes para obtener un color más retro, vintage, o como se quiera llamar. No tenía mucho sentido invertir en vientos para el estudio –no son muchos los trompetas sobreagudos y requiere un trabajo previo de ensamble entre esta cuerda para obtener buenos resultados en la grabación-. No quería invertir más tiempo y dinero en este aspecto si en directo no iba a poder llevarlo siempre conmigo. Así que le saqué un buen partido a los sintes y desde un primer momento quise ir en esta dirección.
Preferí concentrar esfuerzos en lograr una producción de calidad y me llevó mucho tiempo y recursos. Desde que empecé a dar forma a la primera hasta que tuve el disco en mis manos pasaron casi dos años. Ojalá pudiera haberme dedicado casi en exclusiva a la creación y producción del disco, pero no pudo ser.
¿Por qué Japón?
La verdad es que desde hace más de quince años se empezó a despertar mi interés por Japón a través de su cine, su música y parte de su historia. El resultado en el disco es que además de haber varios temas con temática japonesa como “Manga”, “Invierno en Ehei-ji”, “Bushido” y “Hayabusa”, hay un componente que para mí es muy especial. En “Bushido” se grabó una pequeña narración del código Samurái. Ésta es una de las partes que recuerdo con más agrado porque tiene su pequeña historia:
Cuando concebí la idea de que quería que el código Bushido estuviera presente en el disco en forma de narración, contacté con un profesor de japonés en Madrid. La suerte que tuve es que di a parar con el muy amable Kenji Baba, filólogo Hispánico formado en Tokio y avalado por la Universidad de Salamanca… total nada… Me regaló su ayuda buscándome un texto antiguo de Bushido para encontrar la esencia más pura del texto y lo tradujo al japonés actual para que mi narrador Naohiro Ban no tuviera problemas en grabarlo. Además, el texto debería ser hablado con agresividad y velocidad, tal y como lo podría hacer un general en momentos previos a la batalla, recordando a sus tropas los principios por los que se rige su vida y por los que en los siguientes momentos deberían dar lo mejor de sí mismos. Así que el manuscrito que me pasó ya tiene su propio valor para mí.
Después de eso quise exponer a continuación el lado opuesto al “de El general”, mostrando que del mismo punto se pueden tener sensaciones casi opuestas, pero que al final, son lo mismo. Para ello escogí un pequeño texto de El manuscrito del vacío, de Miyamoto Musashi, famoso Samurái invicto que se retiró después de su último combate y del que Hiroshi Inagaki dio testimonio en la tercera parte de la trilogía que dedicó a la vida de Miyamoto. Para crear contraste quise que el texto lo grabase una voz femenina, y tuve la enorme suerte de encontrar a Asana Ito, que grabó con su preciosa voz las líneas.
Además del tema que da nombre al disco, que por supuesto tiene una carga muy potente para mí, resaltaría cómo no el último de todos: “Tu nueva vida”. Me he encontrado en los discos temas que los cierran y que me parecen maravillas, como la obra maestra “Sailing ships” –Slip of the tongue, Whitesnake 1989 o “Just before” –Wihouth remorse, Nation 1995-.
Así que quise guardar algo especial para el final. Quise hacer un intento de adelantarme a los acontecimientos y preparé un tema que tuviera como base y guía la sensación de cómo sería tener un hijo/a en el futuro… un poco raro, ya lo sé. Pero de la realización de esa paternidad han pasado dos años y aunque “el corto” del tema abarca muchos años de la vida de un niño, cuando escucho ahora “Tu nueva Vida” siento que estuve muy encaminado y que me cuadra perfectamente con la realidad, aun salvando las distancias entre lo imaginado y lo realizado. La música me ha permitido este extraño y mantenido viaje en el tiempo.
Me gustaría arrancar con el segundo disco de un modo más estable, ya que hay un par de primeras ideas, pero las clases, los vídeos, ensayos, actuaciones, encinas sociales, intentar volver a estudiar de un modo más continuo, etc. me tienen muy ocupado y casi ni puedo estudiar y menos ponerme bien centrado con nuevas ideas. ¡¡Pero llegará!! 😀
(Abel Franco: http://www.abelfranco.com/)
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